La inquietud de la musa. A 40 años
de la muerte de Alejandra Pizarnik
Miércoles 26 de Septiembre, 17 a 21
hs.
Casa de la lectura. Lavalleja
924
Un 25 de septiembre, hace ya 40 años, Alejandra Pizarnik se
convirtió en madre de poetas. Quizás, como dice Agamben, para poder
convertirse
también para nosotros en inspiración, la maestra debió apagar la suya, acabar con ella y dejar en suspenso la continuidad de su obra. Fue desde esa noche de sacrificio que Alejandra, para siempre joven y perversa, para siempre inquieta e inquietante, nos arrastra entre textos y nos incita. Fue desde ese momento, en el que atravesó como palabra el tiempo, que cada vez que escribimos muñeca o sombra en un jardín; que cada vez que imaginamos condesas en sus torres, lilas mórbidas o piedras de la locura, pronunciamos Alejandra. Escribimos a Alejandra.
también para nosotros en inspiración, la maestra debió apagar la suya, acabar con ella y dejar en suspenso la continuidad de su obra. Fue desde esa noche de sacrificio que Alejandra, para siempre joven y perversa, para siempre inquieta e inquietante, nos arrastra entre textos y nos incita. Fue desde ese momento, en el que atravesó como palabra el tiempo, que cada vez que escribimos muñeca o sombra en un jardín; que cada vez que imaginamos condesas en sus torres, lilas mórbidas o piedras de la locura, pronunciamos Alejandra. Escribimos a Alejandra.
Leída y reescrita en sus avatares poéticos y biográficos, se
convirtió en la última encarnación del poeta maldito (Aira), esa que
logro exceder la imaginería surrealista (Genovese). Fue ella, también,
quien consiguió escribir sin lengua (Kamenzsain), la que encerró el
deseo lesbiano en un espejo-morada deformante, transgresor y
silenciado (Molloy); quien dejo unos diarios únicos que atestiguan
las dificultades para apropiarse de una lengua nacional (Catelli).
Por todo esto, invitamos a recordar a esta escritora que
dibujó genealogías y marcó tradiciones en la literatura argentina con
un encuentro variopinto: lecturas críticas, seguidas de un
brindis poético de concurrencia interminable (poet@s, narrador@s, crític@s
y amig@s) y, finalmente, un intervalo musical, en honor a esa musa
que fue y que todavía es Alejandra Pizarnik.
Lecturas críticas: Tamara Kamenzsain. María Negroni. Andrea Ostrov.
Brindis poético: Ana Becciu (desde España). Bárbara Belloc. Gabriela Cabezón Cámara. Ma. del Carmen Colombo. Mariana Docampo. Alicia
Genovese. Paula Jiménez. Silvia Jurovietzy. Liliana Lukin. Karina Maccio. Anahí Mallol. Sylvia Molloy (desde EEUU). Ariel Schettini.
Intervalo musical: Cuerdas al viento.
Invitan: Nora Domínguez y
Laura A. Arnés.
Instituto Interdisciplinario de Estudios
de Género, FFyL, UBA.
Contacto: lainquietuddelamusa@gmail.com
Diseño de
imagen: Salvador Sanz
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