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lunes, 11 de mayo de 2009

Música: Nota Universidad Nacional del Litoral sobre ponencia presentada en XIV Jornadas Argentinas de Musicología en Santa Fe

Universidad Nacional del Litoral
Facultad de Humanidades y Ciencias
11 de Mayo

“La identificación con el celular es absoluta”

Desde su surgimiento en 1997, los sonidos de los celulares evolucionaron hasta formar parte importante de la vida diaria. Con ellos, la gente construye identidad y se apropia de la música de otra manera.



En 1997, el programador finlandés Vesa-Matti Paananen creó el software Harmonium para que los celulares no tuvieran el molesto sonido electrónico que tenían hasta ese momento. En un primer momento, la idea no atrajo a las compañías de celulares, pero un año después Paananen convenció a los altos ejecutivos de la empresa de telefonía Radiolinja de que el uso de los ringtones podía ayudar a los hombres de negocios reunidos a distinguir de quién era el celular que sonaba. Así comienza, con un finlandés y un problema simple, la historia del ringtone.

En el estudio de los dispositivos de escucha existentes en la actualidad se centra la investigación de Brenda Berstein, licenciada en Arte por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que disertó en el Instituto Superior de Música de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, en el marco de la XVIII Conferencia de la Asociación Argentina de Musicología y las XIV Jornadas Argentinas de Musicología.
“Porque sucede que hay numerosas tecnologías nuevas que influyen en nuestra manera de acercarnos a la música y a todo lo sonoro, pero generalmente no estamos muy conscientes de ello. En este sentido, la idea de indagar en el fenómeno de los ringtones fue una forma de hacer un recorte de la realidad y tratar de ver cómo modifican nuestra escucha”, explicó la investigadora.
“El término ringtone se origina en la idea de que los teléfonos avisaban de una llamada sonando con campanillas. Ese sonido de campanas fue reproducido, sintetizándolo, cuando dejó de producirse de manera mecánica. Actualmente, las maneras de sonar de los teléfonos (sobre todo móviles) son cada vez más diversas y posibilitan la personalización de los mismos”, explicó acerca de su trabajo “Lo sólido se desvanece en el ringtone. Nuevas escuchas de la actualidad”.

En Argentina, y particularmente en Buenos Aires donde durante dos años y medio Berstein hizo encuestas para su estudio, el celular comenzó siendo un símbolo de status social asociado con las clases altas y la sofisticación, pero hoy es un accesorio popular y accesible, un elemento incorporado a la vida diaria.
Con el tiempo, los ringtones, que hoy pueden ser Monofónicos (porque producen un solo tono por vez), Polifónicos (varios tonos simultáneos) o Truetones/Realtones/Mastertones (que se graban con formatos de alta calidad), se fueron volviendo objeto de consumo preferentemente de los adolescentes, porque permitieron la posibilidad de personalización y la búsqueda de “identidad” en ese “fragmento” emitido desde el dispositivo que suena.

Identidades
Pero Berstein habla de esa “identidad” bajo su despliegue plural, es decir, “identidades”, concepto que se vuelve clave en su trabajo, porque los “grandes discursos” se van perdiendo durante las décadas del 80 y 90 y en su lugar aparecen numerosas minorías que durante mucho tiempo permanecieron acalladas, que empiezan a tener voz, voto y la posibilidad de conexión entre sí. “La globalización o mundialización de cada cultura tiene su contrapartida en cada localismo que surge con más fuerza”, indicó.
En el caso de los adolescentes -grandes buscadores de identidad porque tienen una necesidad absoluta- los celulares se transformaron en dispositivos a los que podían acceder con facilidad, que les permitían conectarse con sus afectos cercanos, pero también se convirtieron en objetos de personalización. “Para ellos no se trata de cualquier celular, es ‘mi celular, le pongo la música que me gusta y suena como yo quiero’. La identificación es absoluta”, aseguró la Licenciada.

“La mayoría de los ringtones no duran más de 20 o 30 segundos, por lo cual no se trata de un disfrute tradicional de la música en tanto devenir discursivo completo. Consciente o inconscientemente, los ringtones que uno selecciona establecen un punto de vista, dicen algo de uno, toda vez que es un sonido que será oído por nuestros acompañantes, si los hubiera. Elegir un ringtone y usarlo, es una manera de narrar la propia identidad”, explicó.

Sonoclip
Constitutivamente, en el celular suenan fragmentos, porque hay que atender la llamada o leer el mensaje de texto y apagar el sonido: necesariamente hay que “partir” lo que se escucha.
“Ese sonido no necesariamente está remitiendo a una totalidad ausente, porque el fragmento está presente en muchos casos de la historia. Las ruinas remiten a algo glorioso que fue en el pasado, son un fragmento de una totalidad anhelada o mayor. Hoy el objeto es el fragmento y el fragmento es el objeto, y el tema que me gusta en realidad es ese pedazo del tema, no es que hay un tema detrás. El fragmento comienza a constituir el tema en sí. Esto modifica la forma de oír, porque no hay un disco que me gusta donde sé quién actúa, donde hay una estética particular, un orden de sucesión de los temas y que puede durar una hora. No, el ringtone es un sonoclip, suena sólo algunos segundos y, en general, se trata del estribillo de la canción que me gusta”, afirma.

Pero Berstein también pone bajo la lupa la posibilidad de composición que ofrecen algunos aparatos, sobre todo los de baja gama o más económicos, y de decidir la manera en que suenan. “Es muy interesante”, dice, la posibilidad de que el usuario no sólo tenga la posibilidad de bajar un tono de internet o de algún servidor, “sino también de intervenir de manera creativa”. Pero ¿qué es lo que compone la gente cuando tiene la posibilidad de hacerlo?, ¿qué es lo que recrean?, ¿se trata de música nueva o de algo ya creado?
En general, acota, las observaciones dicen que hay un alto valor afectivo en las composiciones, deducción que proviene del hecho de que muchas personas recrean temas que les son muy propios, tienen un gran sentimiento pegado a ellos. En esa manera artesanal de rearmar una canción, quieren apropiársela un poco más y constituirla como fragmento único que les pertenece. No es bajar de internet el tema que les gusta, sino rearmarlo ellos y de algún modo darle su toque personal de acuerdo a cómo lo recuerdan o los afecta emotivamente.

Por último, Berstein sostiene que si bien hoy los ringtones son pequeños fragmentos de canciones y composiciones previamente existentes, una nueva generación de compositores ve en los teléfonos celulares un posible medio para expresarse artísticamente: "Hoy el truetone está copando absolutamente todo. Ya hay mucho rédito económico legal para las compañías discográficas que están vendiendo muchísimo. De hecho, ‘Pijamas’, el primer tema del último disco de Babasónicos, se difundió vía internet para descargar en el celular".

Nota publicada en http://infouniversidades.siu.edu.ar/noticia.php?id=116

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